La aparición de una cultura y su evolución

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Del mismo modo podríamos preguntarnos si somos nosotros quienes nos adaptamos al entorno o el entorno a nosotros.

De entrada podríamos pensar que el entorno es el medio en el que nacemos, crecemos y morimos. Pero cuando hablamos de evolución biológica, el entorno es un concepto mucho más amplio que el medio ecológico en el que vivimos. Se trata del medio intrauterino en el que nos gestamos, el medio en el que se encuentran nustras células, las emociones que sentimos, las experiencias vitales que tenemos, cómo nos alimentamos e incluso en qué tipo de entorno cultural y social crecemos. Todos esos factores están inexorablemente ligados a nuestra herencia genética, y es una combinación de la una y los otros, junto con unas gotas de azar, lo que dicta el rumbo de nuestra evolución biológica – y la del resto de especies del planeta –.

Tal y como afirma Pedro José Cascajosa en su libro De los quarks a la próxima extinción, nuestra huella genética, el genotipo, no presupone un único tipo de desarrollo de nuestro organismo, más bien constituye un conjunto de posibles desarrollos que se concretan en función de las condiciones del entorno. Un claro ejemplo de la intricada relación entre genotipo y entorno lo proporcionan los gemelos, organismos genéticamente idénticos al nacer que, a medida que crecen, aumentan las diferencias químicas de sus genes. También los son las enfermedades: en muchas ocasiones los organismos no están programados para sufrir un determinado tipo de enfermedad, pero a veces, las malas condiciones del ambiente, o los malos hábitos, provocan el mal funcionamiento de los genes.

Debemos tener en cuenta que los genomas también construyen de manera activa un entorno favorable para ellos. Es decir, nuestros cambios no sólo son consecuencia de cambios climatológicos, geográficos, atmosféricos o culturales; también son la causa de que los ambientes cambien. Un ejemplo sería nuestra capacidad cognitiva. Aunque genéticamente no somos muy diferentes del Homo Sapiens, nuestra conducta, capacidad de aprendizaje, sentimientos y reacciones son muy distintos a los suyos debido a la gran diferencia en las condiciones del entorno. El cerebro es una claro ejemplo de la compleja relación entre organismo y entorno. Los procesos y conexiones bioquímicas que rigen el funcionamiento de este órgano tan particular como enigmático están en continuo cambio debido a nuestra interacción con el medio. Así, el aprendizaje durante las primeras etapas de nuestras vidas es crucial para comprender nuestras capacidades intelectuales, psicológicas y emocionales futuras. Cómo nos comportamos de adultos es una consecuencia, en gran medida, de cómo se han forjado nuestros circuitos cerebrales, de cómo nos hemos educado. En un mundo en el que nuestro cerebro está en continua interacción con el medio, el entorno sociocultural influye en la evolución biológica de nuestra especie. Lo que, a su vez, influye en la aparición y evolución de las distintas culturas. 

 

Culturas. Fuente: Freepik.


Biografía

De los quarks a la próxima extinción. Un viaje fascinante por la historia del universo y la vida. Pedro José Cascajosa Arroyo. Axencia Galega de Innovación – Xunta de Galicia (2012).

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