Epistemología y cultura científica_Tarea 3.- Explicación texto

 

El texto de Sober (2003) aborda ciertos dilemas éticos y sociales asociados a la intervención genética. Pero no se puede reflexionar sobre ningún tema sin tener unas nociones básicas de los principales conceptos y teorías asociadas. Por eso hace un breve repaso a las definiciones de gen, cromosoma, ADN, genotipo, fenotipo, etc.; esclarece las relaciones de causalidad y casualidad, diferencia entre condiciones necesarias y suficientes, e introduce brevemente el desarrollo histórico de la genética. Para nuestra desgracia, nos lleva en este camino a través de ejemplos bien conocidos por nosotros: las enfermedades.

A través de una exposición clara y ordenada, nos lleva al planteamiento de cuatro preguntas. La primera es ¿contribuyen los genes causalmente al rasgo? Su respuesta es clara: pueden hacerlo sin necesidad de ser condición suficiente o necesaria para que el rasgo se desarrolle. Si bien debe entenderse que la existencia del gen es condición necesaria para el desarrollo de cualquier fenotipo (si no hay genes, no habrá fenotipos), también es posible modificar un fenotipo a través del entorno aunque exista una causalidad genética. Ahora que ya sabemos que tanto los genes como el entorno pueden contribuir causalmente al rasgo, cabe plantear la segunda pregunta: ¿qué influye más, la genética o el entorno? Cuando nos centramos en un único individuo resulta difícil dar respuesta a esta pregunta, ya que el grado de contribución de ambos aspectos resulta inseparable y por tanto la causalidad genética y ambiental no es discernible más que como un todo. El autor propone replantear la pregunta: ¿cómo contribuyen la genética y el entorno al fenotipo en una población de individuos? Esta es una pregunta muy compleja, que debe analizarse en base al estudio de las diferencias estadísticas que presentan los fenotipos en función de ciertas condiciones genéticas y medioambientales controladas. Se trata de “cuantificar” la contribución relativa de las distintas causas, al menos de aquellas identificadas. Siempre puede haber un nuevo entorno o genotipo que induzca una mayor variación fenotípica relativa. Aunque esto tampoco quiere decir que la contribución con menor peso relativo carezca de importancia.

La tercera pregunta que plantea el autor es ¿qué genes contribuyen a un rasgo? Hasta ahora, las preguntas planteadas nos han permitidos saber si los genes influyen o no y cuánto lo hacen. Pero, ¿podemos saber qué gen específico es responsable del desarrollo de un rasgo? También aquí dependemos de estudios estadísticos de relaciones causales que identifiquen inequívocamente al gen en cuestión. Pero, ¿es esto posible? ¿Es posible aislar el efecto de un determinado gen del entorno en el que el sujeto se desarrolla? Esto nos lleva inexorablemente a la cuarta y última pregunta: ¿cómo contribuyen los genes al rasgo? O lo que es lo mismo ¿cómo se llega del gen al fenotipo? La respuesta a esta pregunta es, si cabe, aún más complicada que en los anteriores casos, pues habría que tener bajo control la interacción del gen en cuestión con el resto de genes y posbles entornos.

A mi parecer, el texto de Sober invita a reflexionar sobre la dimensión axiológica de la investigación biomédica desde una perspectiva bien fundada, usando como ejemplos experimentos sencillos que siguen el método científico. Su texto nos hace valorar el gran potencial de la investigación genética para dar solución a muchos de los problemas de la sociedad, al mismo tiempo que advierte que, en tanto en cuanto se utilicen criterios humanos para definir la idoneidad de un fenotipo, prácticas como la sustitución génica pueden resultar un peligro ético y social. Son estos casos los que deben regularse para asegurar un uso correcto de los avances científicos. Creo también que llegar a tomar decisiones sobre problemáticas asociadas al progreso científico sin tener unos conocimientos mínimos es una irresponsabilidad, pues es probable que el miedo o la ignorancia reduzcan la mejora del bienestar social, o incluso lo destruyan. Esta opinión es extensible a cualquier disciplina, creo que tener una base ontológica y epistemológica de cualquier aspecto científico-técnico que afecte al desarrollo social es fundamental, puesto que ayuda a fundamentar adecuadamente nuestras opiniones y, por tanto, a tomar las mejores decisiones para el bien común. 

 

Referencias

Sober, E. (2003) El significado de la casualidad genética. En A. Buchannan et al., Genética y Justicia (pp. 323-345) Cambridge University Press

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