Ellen Gleditsch: el nodo de la red de científicas pioneras en radiactividad

Ellen Gleditsch nació en 1879 en un pequeño pueblo del sur de Noruega. Era la mayor de diez hermanos. Su padre era profesor, su madre una sufragista con un talento particular para los idiomas. Ambos inculcaron en sus hijos un afecto especial por la naturaleza. 

Ellen fue una estudiante excelente. De haber sido un chico habría podido realizar el examen de acceso a la universidad (llamado examen artia) tras terminar la escuela. Pero, en aquella época, solo los hombres podían examinarse. Así que Ellen comenzó a trabajar como aprendiz de farmacia, y una vez que consiguió el título, se mudó a Oslo y comenzó a estudiar en el laboratorio del profesor Thorstein Hiortdahl (1839-1925). Durante 1905 y 1906 trabajó como ayudante de Eyvind Bodtker (1867-1932), quien se convirtió en un buen amigo y asesor para ella.    


Ellen Gleditsch en torno a 1910

En 1906, Bodtker viajó a París. Ellen le pidió que intercediera ante Marie Curie para que la aceptara en su laboratorio durante un año. Por desgracia, Marie no tenía espacio para ningún estudiante más. Bodtker fue muy astuto, le dijo a Curie que Ellen era tan pequeña que no necesitaba espacio. Marie acabó aceptando, en parte porque necesitaba un químico que llevara a cabo las cristalizaciones del bario y del radio. Finalmente, Ellen viajó a París en 1907. Fue la primera mujer estudiante en el laboratorio Curie. Se quedó allí cinco años, tres como trabajadora libre, uno como becaria Curie-Carnegie y otro como becaria de la Universidad de Kristiania (actual Oslo). 


Por aquella época William Ramsay (1852-1916) y Alexander Thomas Cameron (1882-1947) aventuraron que el cobre podía transformarse en litio en presencia de emanaciones de radio a partir de un experimento en el que mezclaron sales de radio con agua. Según ellos, el litio era el elemento más ligero de la serie del cobre, después del sodio y el potasio. Cuando Marie Curie y Ellen Gleditsch supieron de la atrevida hipótesis de los investigadores británicos repitieron el experimento y la refutaron. Concluyeron que, probablemente, en el experimento de Ramsay y Cameron había habido alguna contaminación de litio, o que tal vez el litio observado proviniera de los matraces que utilizaron. A partir de estas investigaciones, Ellen estudió la presencia de litio en minerales radiactivos, trabajo por el que publicó tres artículos propios. Pronto se convirtió en ayudante personal de Madame Curie, y durante la Primera Guerra Mundial sustituyó a André Debierne en la fábrica de Armé de Lisle, principal proveedora de radio de la época. También ayudó a suministrar radio procedente de Noruega para tratar a los heridos aliados en los hospitales militares.  


Entre 1908 y 1909 se dedicó a investigar la ratio de radio y uranio (Ra/U) en París, utilizando para ello distintos minerales. En 1913 recibió una beca de la American-Scandinavian Foundation para estudiar en los Estados Unidos. Fue la primera mujer en recibirla, y cuando lo supo, escribió a Theodore Lyman (1874-1954), en la Universidad de Harvard, y a Bertram Boltwood (1870-1927), en la Universidad de Yale, para proponerles su colaboración. Lyman fue rápido en su respuesta, escribió a Ellen y le dijo que jamás ninguna mujer había puesto un pie en su laboratorio. Boltwood tardó más y cuando quiso enviar la carta de respuesta, Ellen ya había salido de Noruega. Al día siguiente escribió a Rutherford:


“Tengo información que te interesará. Mlle. Gleditsch me ha escrito. Tiene una beca de la American-Scandinavian Foundation (¡nunca antes había escuchado hablar de ella!) y ¡quiere venir y trabajar conmigo en New Haven! ¿Qué piensas de esto? Le he escrito y he intentado disuadirla, pero como envié la respuesta muy tarde, me temo que para cuando yo vaya a Nueva York ella ya estará allí. ¡Dile a la señora Rutherford que prepare una frutera de plata para la boda, es un regalo ideal!”

Como tantos hombres en un principio reacios a la inclusión de las mujeres en la investigación científica, acabó sucumbiendo a la destreza de su colaboradora. En su viaje de vuelta a Noruega, Boltwood escribió a Gleditsch:


“Quiero decirte cuánto he disfrutado de tu trabajo aquí y lo gratificante que ha sido conocerte y descubrir que tenemos tantos intereses científicos en común. Te deseo un gran éxito en tu futuro”


Pero Ellen nunca olvidó las hostilidades con que fue recibida en EEUU. En una entrevista en 1933, contó que Boltwood comentó en una ocasión que su nueva colaboradora era una rara excepción. Cuando le preguntaron por qué, dijo que ella era "la única mujer a la que no he oído gritar". Ella recordó este comentario como "el mejor cumplido de mi carrera científica". 


Ellen, además, fue la primera mujer que visitó el laboratorio de Lyman en Harvard. Se armó tal revuelo que atrajo el interés de la prensa. En una entrevista realizada varias semanas después de llegar a Nueva York, un periodista se mostró incrédulo ante el hecho de que una mujer tan bonita, pequeña y encantadora pudiera ser una famosa científica. “Imposible… ¿Qué tienen que ver unos labios tan dulces con palabras como radiactividad y rayos gamma?”. El periodista también preguntó a Ellen si se había planteado alguna vez el matrimonio. Su respuesta fue tajante: el interés por la investigación la tenía tan ocupada que no disponía de tiempo para pensar en otras cosas. 


Durante su estancia en New Haven, Gleditsch continuó investigando la ratio Ra/U en más de veinte minerales. Sus métodos fueron tan elaborados y precisos que consiguió demostrar que el radio no era un producto directo de la desintegración del uranio. Sus contribuciones en este ámbito tuvieron gran repercusión en los libros de texto sobre radiactividad de la época, y su medida de la vida media del radio fue considerada la más precisa durante muchos años


Ellen Gleditsch en 1927, poco antes de ser nombrada catedrática de Química Inorgánica en la Universidad  de Oslo

Ellen volvió a Oslo en 1914, donde fue nombrada profesora adjunta de radioquímica en 1916 y catedrática de Química Inorgánica en 1929. Fue la segunda mujer en acceder a una cátedra en la Universidad de Oslo. Allí llevó a cabo un intenso estudio de la radiactividad de las rocas, llegando a acuñar el término radiogeología. También descubrió que el calor producido por el potasio-40 era mucho mayor de lo que se creía. Gracias a estos estudios, se volvió a estimar el balance de calor de la Tierra.  


Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, Ellen ayudó a muchos colegas a huir de la Alemania nazi, entre otros a Marietta Blau (1894-1970) y Elizabeth Róna (1890-1981). También acogió a Chris, la hija de su hermano menor Kristian, cuando este huyó con su mujer a Londres. Los dos estuvieron antes en la Guerra Civil española organizando ayuda humanitaria para los niños de la República. Chris no era hija biológica de la pareja, la adoptaron tras encontrarla en un hospital durante un bombardeo. En los años de la Segunda Guerra Mundial, Ellen se convirtió en una madre para la niña. Poco después del fin de la guerra, se retiró y se interesó por la historia de la Química. 


A lo largo de su vida, Ellen fue una notable activista en favor de los derechos de la mujer. En 1919 se unió a la sección noruega de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias, llegando a ser presidenta de la sección cuatro años después y de toda la federación dos años más tarde. 


Como reconocimiento a su trabajo, Gleditsch fue nombrada doctora Honoris Causa por la Universidad de Estrasburgo y por la Universidad de la Sorbona. En esta última, fue la primera mujer en recibirlo.


Conferencia de la IUPAC de 1953 en Estocolmo. La mujer más bajita es Ellen Gleditsch. Otras grandes pioneras de la radiactividad como Irene Joliot-Curie y Berta Karlik también aparecen en la foto, ¿sabrías decir quiénes son?

De sus peripecias por tantos laboratorios, Ellen aprendió que ‘un problema surge en un sitio, se discute en otro y la solución se encuentra en un tercero’. Aunque se acostumbró a ‘la rivalidad a la que va ligado el progreso de la ciencia’, fue el eje vertebral de la red de mujeres que trabajó en las tres grandes escuelas de radiactividad a comienzos del siglo XX, ya que trabajó, visitó e intercambió correspondencia con muchas de ellas


Murió en Oslo el 5 de junio de 1968 a la edad de 88 años.



Si quieres saber más…


Rayner-Canham, Marlène F. and Rayner-Canham, Geoffrey W. A Devotion to Their Science: Pioneer Women of Radioactivity, McGill-Queen's University Press (1997)


Lykknes, A., Kragh, H. & Kvittingen, L. Ellen Gleditsch: Pioneer Woman in Radiochemistry. Phys. perspect. 6, 126–155 (2004). https://doi.org/10.1007/s00016-003-0187-6


Uxue Razquin, Todos los caminos de la radiactividad llevan a Ellen Gleditsch, Mujeres con ciencia, Vidas científicas, 30 enero 2020


Lykknes, A. (2019). Ellen Gleditsch: Woman Chemist in IUPAC’s Early History, Chemistry International41(3), 26-27. doi: https://doi.org/10.1515/ci-2019-0309

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