Sobre la demarcación entre ciencia y pseudociencia

Introducción a la Filosofía. Tarea 2 Clases 3 y 4. 

En mi reflexión semanal sobre algún aspecto de la filosofía de la ciencia, me gustaría destactar las dificultades asociadas a la búsqueda de una definición apropiada de pseudociencia y de un criterio claro de separación entre esta y la ciencia.

Antes de comenzar, vale la pena plantear algunas preguntas: ¿es pseudociencia todo aquello que no encaja dentro de la definición de ciencia? Y si no es así, ¿qué separa la ciencia de lo que no lo es?

Aunque a priori puedan parecer preguntas con respuestas obvias, la demarcación entre ciencia y pseudociencia ha sido objeto de extensos ensayos filosóficos. De acuerdo con Popper (1957), un enunciado científico es robusto cuando su falsación puede ser comprobada empíricamente. Por el contrario, las pseudociencias se caracterizan por englobar enunciados que pueden verificarse prácticamente en cualquier circunstancia; o lo que es lo mismo, que no pueden falsarse fácilmente. Este es el caso de pseudociencias como la astrología, o de disciplinas que rozan el difuso límite entre ciencia y pseudociencia, como la psicología individual. En todos estos casos, los enunciados se basan en afirmaciones ambiguas que pueden malinterpretarse como verificaciones de la teoría.

Sin embargo, el criterio de demarcación de Popper sufre de algunas limitaciones. Expondré un caso como ejemplo: algunas pseudociencias muy bien acogidas en la actualidad, como el terraplanismo, no adolecen de ambigüedad ninguna. Tampoco sus enunciados resultan difícilmente refutables. ¿Quién podría oponerse a la evidencia irrebatible de la esfericidad de la Tierra? Y sin embargo, esta pseudociencia gana más adeptos cada día. 

 

Imagen de la Tierra plana. Créditos: freepng

Como indica Hansson (2013), para poder establecer una demarcación apropiada entre ciencia y pseudociencia debemos tener en cuenta un significado amplio del término ciencia, que integre no solo las ciencias naturales sino también las humanidades. Pseudociencia sería entonces toda aquella disciplina basada en enseñanzas con poca credibilidad que reniegan del conocimiento establecido: de la historia, la literatura, las ciencias naturales, etc. Además, para Hansson la falta de credibilidad es una condición necesaria, si bien no suficiente, para identificar una pseudociencia. Según este autor, la pseudociencia, además, debe pretender hacerse pasar por ciencia.

Me gustaría terminar esta reflexión compartiendo una duda a la que me temo no contestan convincentemente los criterios de demarcación de Popper y Hansson. En sus respectivas perspectivas, ¿dónde y cómo se encuadran las religiones? Es obvio que no cumplen los criterios de definición de una disciplina científica. Sin embargo, ¿puede afirmarse que la religión no es una pseudociencia en base a los criterios propuestos?

En principio, la religión ignora, e incluso niega, el conocimiento científico establecido tal y como sucede con el terraplanismo. Y, sin embargo, los esfuerzos científicos por desmentir las falacias de las religiones son mucho menores. Incluso grandes personalidades de la ciencia y la erudición han defendido fehacientemente la fiabilidad de la religión. ¿Ante qué fenómeno nos encontramos?¿Tiene la filosofía respuesta para tales incongruencias?¿O podemos concluir que la religión es la pseudociencia más aplaudida de la humanidad?


Si quieres saber más...

Popper, K. “Philosophy of Science: a Personal Report”, British Philosophy in Mid-Century, ed. C. A. Mace

Hansson, Sven Oven. “Defining pseudoscience and science”. In M. Pigliucci and M. Boudry (eds.). Philosophy of Pseudoscience, Reconsidering the demarcation problem. Chicago: Chicago University Press, pp. 61-77.

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