¿Es la ciencia objetiva y neutra en cuanto al género?

Introducción a la Filosofía. Tarea 5 Clases 9 y 10

La filosofía feminista de la ciencia se ha establecido como una corriente más dentro de la filosofía de la ciencia. Esta corriente ideológica va más allá del análisis crítico, caracterizándose por promover acciones de distinta índole que impulsan la integración completa de la mujer en la actividad científica. En la actualidad están en auge las acciones de tipo pedagógico, que tratan de conseguir la inclusión de la mujer en la enseñanza de las ciencias para fomentar vocaciones científicas en niñas y jóvenes. Las estrategias utilizadas pueden ser de muchos tipos, como incluir lecturas apropiadas o cambiar el currículum de ciencias en la enseñanza obligatoria. Este último objetivo ha sido recientemente logrado por la campaña #NoMoreMatildas de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, que ha conseguido llegar al parlamento y movilizar a la Asociación de Editores de Libros y Material de Enseñanza para incluir en los libros de texto a mujeres científicas víctimas del Efecto Matilda (Rossiter, 1993).

Imagen de la campaña #NoMoreMatildas

Para comprender en profundidad la dimensión axiológica de la situación de la mujer en ciencia, además, es necesario estudiar las barreras históricas, sociales y estructurales a las que han tenido -y tienen- que hacer frente las mujeres científicas. La comunidad científica ha sido históricamente una comunidad androcéntrica y las tareas relegadas a las mujeres han sido tradicionalmente aquellas de menor prestigio. En general, se han legitimado las prácticas de exclusión de la mujer en ciencia, cerrándoseles puertas en universidades e institutos primero, y financiación y promoción académica y profesional después. Las acciones de la ciencia feminista, en este caso, van orientadas a recuperar el legado de aquellas mujeres que lucharon contra los estándares y a estudiar casos concretos de biografías de mujeres excepcionales que puedan servir como modelo a seguir para romper las barreras horizontales (segregación de tareas por sexo) y verticales (techo de cristal) que aún hoy perviven en nuestra sociedad.

Como hace notar Eulalia Pérez Sedeño (1995), pueden distiguirse varias corrientes filosóficas de la ciencia feminista, si bien todas ellas coinciden en que el género es una categoría de análisis tanto en la construcción de los métodos y los procedimientos de la ciencia como en la elaboración, evaluación y validación de las teorías científicas, sobre todo si están relacionadas con los seres humanos. De hecho, las propiedades atribuidas a la ciencia están masculinizadas. La ciencia es considerada objetiva y racional, adjetivos habitualmente atribuidos a los varones, mientras que a las mujeres se las suele asociar más con un comportamiento visceral y subjetivo, alejado de la concepción de los fundamentos y métodos de la ciencia. Se suele establecer también la distinción entre conocimiento científico y aplicación, objetividad y subjetividad, sabiduría y practicidad que se atribuye de manera paralela a los géneros masculino y femenino.

De lo que no cabe duda es de la paradójica subjetividad de la ciencia cuando los valores no epistémicos se dejan a un lado, práctica habitual en una comunidad altamente masculinizada que justifica su inacción en la “neutralidad” del conocimiento científico. Permitidme acabar con mi disciplina, la física nuclear. Efctivamente no, los núcleos no tienen sexo. Pero quien los estudia sí, y si no que se lo digan a las pioneras de la radiactividad, ¿alguien se ha planteado a qué velocidad habría avanzado la física del siglo XX de no haber existido estas mujeres?

Si quieres saber más…

Rossiter, M. W. (1993), Soc. Stud. Sci., 23(2), 325–341

Pérez Sedeño, Eulalia (1995) Filosofía de la ciencia y feminismo: intersección y convergencia, Isegoría 12: 160-170

Morales López, A.I. (2019). Hacia la igualdad de género en la historia del sistema periódico, Anales de Química, 115(3), 227-234.