Bebidas energéticas: por qué son un peligro para la salud pública

Si vas a cualquier supermercado de tu pueblo o ciudad, podrás ver una amplia gama de bebidas energéticas a disponibilidad de cualquiera y a un precio bastante asequible. Solo con el nombre ya generan una falsa sensación de confianza: bebidas energéticas. Bueno, pues si tengo que mantenerme despierta, debo ir al gimnasio o quiero concentrarme, me tomaré una, ¿por qué no?. Además contienen vitaminas beneficiosas para el organismo.

Sin embargo, la alta cantidad de cafeína, azúcar y calorías que suelen tener estos refrigerios los convierte en auténticas bombas de relojería nutricionales, tal y como explica el Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia José Manuel López Nicolás en un artículo publicado en The Conversation. Según López Nicolás, la presencia de ingredientes estrella como la taurina es irrelevante en estos productos, ya que no se les conoce efecto positivo sobre las funciones cognitiva, cardíaca y muscular. Pero el Catedrático y Vicerrector de Transferencia y Divulgación Científica va más allá al afirmar que la presencia de vitaminas en las bebidas energéticas es completamente innecesaria, puesto que ya se encuentran en nuestra dieta habitual en las cantidades recomendadas por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria). López Nicolás urge a tomar medidas para paliar lo que ya puede considerarse un problema de salud pública.

Pero, ¿hasta qué punto el exceso de azúcar y cafeína convierte a estos productos en un tiovivo del consumo? Para responder a esta pregunta, analizamos la composición por cada 100 ml de tres bebidas energéticas y la comparamos con la de un refresco normal:


Componente

Bebidas energéticas

Refresco

Monster

Red Bull

Contact

Coca cola

Azúcar (g)

11

11

10,5

10,6

Cafeína (mg)

32

32

30

10*

Kilocalorías

47

46

45,5

42

* Valor facilitado por Coca-ColaEspaña

Teniendo en cuenta el límite máximo de 200mg de cafeína por dosis individual que, según la EFSA, no plantea riesgos para la salud de la población adulta (excluyendo a las mujeres embarazadas), solo deberíamos tomar una lata de 500ml de cualquier bebida energética. El problema, tal y como apunta López Nicolás, es que más del 68% de la población adolescente de la Unión Europea las consume, de la que un 12% presenta un consumo “crónico alto” de más de 7 litros al mes y otro 12% presenta un consumo “agudo alto”. Y en torno a un 18% de menores de entre 3 y 10 años también las consumen. Para este sector de la población, la cantidad máxima recomendada es de 2mg por kg, es decir, que para una niña de 50kg de peso la cafeína contenida en una lata supone casi el doble de la cantidad diaria máxima recomendada por la EFSA. Ante esta situación, es necesario introducir medidas urgentes que regulen la publicidad y el acceso de la población más vulnerable a estos productos. Tal y como apunta López Nicolás, “Ya se ha demostrado en muchos países que la subida de impestos a las bebidas azucaradas es una medida efectiva para frenar su consumo”. Y por ejemplo, que los grandes deportistas no presten su imagen a cambio de cantidades millonarias por publicitarlas. Todo es empezar.

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