¿Te lo comerías? Nunca digas nunca jamás...

Esta mañana he estado de excursión en Valencia. He ido de visita al mercado de Ruzafa para ver con mis propios ojos la tienda física de Insectum. Y puedo asegurar que no me ha dejado indiferente:


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los insectos para consumo humano irrumpieron en el mercado alimentario español en 2018, con la entrada en vigor del Reglamento Europeo 2015/2283 relativo a los nuevos alimentos. Según este reglamento, y como indicado en una notade la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) actualizada a 3 de junio de 2021: 

 

Para los insectos enteros que se comercialicen en los Estados miembros de la Unión Europea que toleraban su presencia en el mercado, el Reglamento (UE) 2015/2283 prevé un periodo transitorio en el que se podrán seguir comercializando hasta que se adopte una decisión de conformidad con el procedimiento de autorización de nuevos alimentos o con el procedimiento de autorización de alimento tradicional de terceros países previstos en dicho Reglamento […] Actualmente, y aunque estamos fuera del periodo fijado en el Reglamento (UE) 2015/2283, las medidas transitorias se mantienen hasta que se tome una decisión al respecto sobre su inclusión o no en la lista de la Unión.

 

La existencia de esta medida transitoria ha causado una cierta confusión legal sobre qué insectos se pueden consumir. Sin embargo, solo había ocho especies para las que esta medida era aplicable: el gusano de la harina (tenebrio mollitor), el grillo doméstico (acheta domesticus), la langosta migratoria (locusta migratoria), el grillo rallado (grylloides sigillatus), la langosta del desierto (schistocerca gregaria), el gusano búfalo (alphitobius diaperinus), la abeja europea (apismellifera) y la larva de la mosca negra (hermetia illucens). De ellas, solo dos, el gusano de la harina y la langosta migratoria, ya son considerados nuevos alimentos de pleno derecho. Y solo una, la langosta del desierto, ha sido definitivamente descartada. Los otros insectos están todavía pendientes de evaluación, o ya han sido evaluados y están a la espera de ejecución del reglamento correspondiente. 

 

Pros y contras de los insectos para consumo humano 

Las razones para introducir estos alimentos en nuestra dieta son varias. La principal, se trata de una buena fuente de proteínas de alta calidad, son ricos en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados y también en minerales y vitaminas. Como alimentos, nutricionalmente hablando, son beneficiosos. Y además, se trata de alimentos mucho más sostenibles que los de origen animal: producen mucha menos cantidad de amonio y metano, y necesitan mucho menos terreno y agua. De hecho, según la FAO, necesitan doce veces menos alimento que las vacas.

En cuanto a los riesgos microbiológicos y alergénicos asociados al consumo de insectos, la AESAN emitió un informe en mayo de 2018 en el que concluía que los insectos son portadores de una microbiota muy diversa entre la que podían encontrarse microorganismos patógenos. Por ello deben aplicarse medidas correctas de higiene durante la cría, procesado y comercialización de los insectos destinados a consumo humano. Los riesgos de alergia, además, son similares a los de otros invertebrados como los crustáceos. Los tratamientos térmicos disminuyen, pero no eliminan del todo, los recuentos microbianos y la alergenicidad de algunas proteínas.

Y, por supuesto, no nos olvidemos de los factores culturales y psicológicos. A poca gente en nuestro país le parecería apetecible, o le resultaría indiferente, un canapé de gusanos. ¿No me crees? Pues mira este vídeo: 



Volviendo a mi visita a Insectum, he podido comprobar los múltiples alimentos que se pueden elaborar a partir de grillos, gusanos y langostas. Tras una larga conversación con el dependiente -que, por cierto, ha sido muy amable-, me he decantado por comprar (¡para regalo! -Yo todavía no me atrevo a dar el paso-) dos tipos de pasta con harina de grillo, unos nachos chipotle hechos también con harina de grillo y una piruleta de langostas. Esta última no me la comeré, la pondré de decoración en alguna parte. Aunque el dependiente me ha asegurado que es como cuando te encuentras con una almendra en el chocolate, creo que no voy a intentar hacer la prueba. ¿Queréis ver fotos? Ahí van:

 



Nutricionalmente hablando, se trata de alimentos con un alto valor proteico:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las pastas y los nachos tienen en torno a 20g de proteínas por cada 100g de producto, casi el doble que sus equivalentes no insecticidas. En cuanto a vitaminas y minerales, las pastas son ricas en vitaminas B1, B2 y B12 y todos los alimentos tienen cantidades considerables de zinc, hierro, fósforo, potasio o manganeso. En todos los casos se informa de que se trata de productos libres de gluten y se avisa de que pueden provocar reacciones en personas alérgicas a los crustáceos, moluscos y ácaros. El envasado es muy llamativo, haciendo alusión a la revolución sostenible y edulcorando la presentación del “animalito” (fijaos en los grillos tan simpáticos de los nachos o en el queso y la pimienta de la pasta).

Resumiendo, como solución o alternativa medioambiental al consumo excesivo de carne se plantean como una propuesta muy prometedora, pero a una servidora aún le queda pasar por unas cuantas pandemias y penalidades antes de aventurarse a probar uno de estos. Eso sí, el día ha sido magnífico. Y ya tengo algún regalo que otro para Reyes 😏

 

Si quieres saber más...

 
FAQs. Insects as novel foods in the European Union

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